CIUDAD DEL VATICANO
(http://catolicidad.blogspot.com
– Agosto 31 de 2014). A las 12:00 horas de este domingo, el Santo
Padre FRANCISCO rezó el Ángelus desde la ventana de su estudio en
el Palacio Apostólico Vaticano con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
Estas fueron las
palabras del Papa:
Queridos hermanos
y hermanas, ¡Buenos días!
En el itinerario
dominical del Evangelio de Mateo, llegamos hoy al punto crucial en el
cual Jesús, después de haber verificado que Pedro y los otros once
habían creído en Él como Mesías e Hijo de Dios, «comenzó a
explicarles que debía ir a Jerusalén y sufrir mucho..., ser
asesinado y resucitar al tercer día» (16,21). Es un momento crítico
en el cual emerge el contraste entre el modo de pensar de Jesús y el
de los discípulos. Pedro incluso siente el deber de reprochar al
Maestro, porque no puede atribuir al Mesías un final así innoble.
Ahora Jesús, a su vez, reprocha duramente a Pedro, lo pone “en su
lugar”, porque no piensa «según Dios, sino según los hombres»
(v. 23) y sin darse cuenta hace el papel de satanás, el tentador.
Sobre este punto
insiste, en la liturgia de este domingo, también el apóstol Pablo,
el cual, escribiendo a los cristianos de Roma, les dice a ellos: «No
se conformen a este mundo, no sigan los esquemas de este mundo - sino
déjense transformar renovando su modo de pensar, para poder
discernir la voluntad de Dios» (Rm 12,2).
En efecto,
nosotros los cristianos vivimos en el mundo, plenamente insertados en
la realidad social y cultural de nuestro tiempo, y es justo que
así sea; pero esto trae consigo el riesgo de
convertirnos en “mundanos”, el riego que “la sal pierda el
sabor” como diría Jesús (cfr. Mt 5,13), es decir que el cristiano
se “diluya”, pierda la carga de novedad que viene del Señor e
del Espíritu Santo. En lugar debería de ser al
contrario: cuando en los cristianos permanece viva la fuerza del
Evangelio, esa puede transformar «los criterios de juicio, los
valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de
pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de
vida» (PAOLO VI, Esort. ap. Evangelii nuntiandi, 19). ¡Es
triste encontrar cristianos “diluidos”, que parecen el vino
diluido y no se sabe si son cristianos o mundanos, como el vino
diluido no se sabe si es vino o agua!. Es triste esto.
Es triste encontrar cristianos que no son más la sal de la tierra, y
sabemos que cuando la sal pierde su sabor, no sirve para nada.
Su sal perdió el sabor porque están
entregado al espíritu del mundo, es decir, se han convertidos en
mundanos.
Por eso es
necesario renovarse continuamente nutriéndose de la linfa del
Evangelio. ¿Y cómo se puede hacer esto en la práctica? Ante
todo leyendo y meditando el Evangelio de cada día, así
la Palabra de Jesús estará siempre presente en nuestra vida.
Recordad: que les ayudara llevar siempre
el Evangelio con vosotros, un pequeño Evangelio,
en el bolsillo, en la bolsa, y leer durante el día un
pasaje. Pero siempre con el Evangelio porque es portar
la Palabra de Jesús para poder leerla. También
participando en la Misa dominical, donde encontramos al Señor en la
comunidad, escuchando su Palabra y recibiendo la Eucaristía que nos
une a Él y entre nosotros; y luego son muy importantes para la
renovación espiritual las jornadas de retiro y de ejercicios
espirituales. Evangelio, Eucaristía y oración. No lo
olviden: Evangelio, Eucaristía y oración. Gracias a
estos dones del Señor podemos conformarnos no al mundo, sino
a Cristo, y seguirlo en su camino, el camino de
“perder la propia vida” para encontrarla (v. 25). “Perderla”
en el sentido de donarla, ofrecerla por amor en el amor – y esto
comporta el sacrificio, la cruz – para recibirla nuevamente
purificada, liberada del egoísmo y de la hipoteca de la muerte,
llena de eternidad.
La Virgen María
nos precede siempre en este camino; dejémonos guiar y acompañar por
ella.
Después del
Ángelus
Queridos hermanos
y hermanas,
mañana, en
Italia, se celebra la Jornada para el cuidado de la creación,
promovida por la Conferencia Episcopal. El tema de este año es muy
importante, «Educar para el cuidado de la creación, por la salud de
nuestro país y de nuestra ciudad». Espero que se fortalezca el
compromiso de todos, instituciones, asociaciones y ciudadanos, a fin
de salvaguardar la vida y la salud de las personas también
respetando el ambiente y la naturaleza.
Saludo a los
peregrinos procedentes de Italia y de diversos Países, en particular
a los peregrinos de Santiago de Chile, Pistoia, San Giovanni Bianco y
Albano San Alejandro (Bérgamo); a los jóvenes de Módena, Bassano
del Grappa y Ravenna; el nutrido grupo de Motociclistas de la Policía
y de la banda de la Policía. ¡Sería bello al final, escucharla
sonar!...
Un saludo
especial a los parlamentarios católicos, reunidos por su 5°
encuentro internacional, les animo a vivir el delicado rol de
representantes del pueblo, en conformidad a los valores evangélicos.
Ayer recibí a
una familia numerosa de Mirabella Imbaccari, que me han traído el
saludo de todo el pueblo. Agradezco a todos vosotros de este pueblo
por el afecto. Saludo a los participantes del encuentro de “Scholas”:
continuad con vuestro compromiso con los niños y jóvenes,
trabajando en la educación, en el deporte y en la cultura; ¡les
deseo y un buen partido mañana en el Estadio Olímpico!.
Veo desde aquí a
los jóvenes que pertenecen al sindicato de los plásticos. Sean
fieles a su lema: es muy peligroso caminar solos en los campos y en
la vida. Anden siempre juntos.
Les deseo un buen
domingo, les pido que recen por mí, y un buen almuerzo. ¡Adios!
(Traducción
del original italiano: http://catolicidad.blogspot.com)